domingo, 15 de febrero de 2015

Reflexiones sobre lo que significa ser humano

"Toda persona" dijo un famoso pensador "que vive fuera de la sociedad, alejada de ella, es o un dios o una bestia". El ser humano es precisamente eso, una lucha continua entre una naturaleza divina, hecha de puro poder, de pureza y que está por encima del bien y del mal. Y de una naturaleza animal, de una bestia que seguía por sus instintos que no conoce el significado de la maldad y la bondad y que no necesita de la interacción con otros para sobrevivir.

Leyendo a Hesse uno puede pensar que la naturaleza humana no es tal, sino que somos un compendio de nuestro yo, nuestra personalidad conformada en base a lo que construimos mentalmente y a lo que otros piensan de nosotros, conformando así nuestra identidad, y nuestra naturaleza animal, la naturaleza del pez, del zorro o del lobo estepario. Esta naturaleza humana, esta construcción que hemos consensuado socialmente y que, en realidad, no es tal, no es más que la compenetración armónica entre la bestia y el dios, entre el hombre y el animal. La colaboración entre ambas formas es la clave de una mente sana. Pero esta es una ilusión, una utopía difícilmente alcanzable a la que no todos podemos aspirar. La armonía entre animal y hombre es inalcanzable en cierto sentido, ya que ambas no actúan a la vez sino que a veces nos guiamos por una de nuestras naturalezas o por otra. El lobo nos hace ricos, el hombre nos impide lucrarnos de forma moralmente cuestionable.


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