jueves, 20 de diciembre de 2012

Thomas Nigma, una introducción.

Buenas noches, señoras y caballeros. Soy Thomas Nigma, ex-supervillano convertido en cinéfilo, amante de los cómics de DC Universe y anti-héroe. Bien, dicho esto ¿qué podría decir? Aunque a veces me devore una bestia insaciable llamada tristeza siempre procuro aportar una sonrisa al mundo, porque él se lo merece y muchas de las personas que lo habitan también.
Bien, comencemos escribiendo un poco sobre... no sé, ¿la última película que he visto? Claro, ¿por qué no? Pues el último filme que tuve el placer de visionar fue una obrita poco conocida del gran John Carpenter, ese maestro del terror ochentero creador de joyas como "La Cosa" o "Christine", titulada "El príncipe de las tinieblas". La película en cuestión giraba alrededor de un grupo de estudiantes de varias universidades, liderados por sus respectivos profesores de ciencias como la física los cuales fueron convocados por un párroco que aseguraba haber descubierto el lugar de reposos del mismísimo Lucifer. El objetivo de reunir a semejante grupo es descubrir qué es exactamente un líquido verdoso "encerrado" en el sótano de una iglesia. Las lecturas de energía que realizan desvelan que ese líquido está cobrando fuerza y esta "despertando". Por si fuera poco, una pandilla de esquizofrénicos, vagabundos y excluidos sociales (liderados por ¡Oh, sorpresa! ¡Alice Cooper!) empiezan a rodear el edificio y a asesinar a todo aquel que pretenda salir de él. Pero no quiero soltar más spoilers, aunque la película es algo cutre, casi de serie B, vale la pena verla. Una buena historia, personajes creíbles (salvo contadas excepciones) y una estética ochentera que se echa de menos.

                                                                Cartel promocional de la película.


 Carpenter siempre ha tenido la habilidad de crear buenas historias capaces de mantenernos en pantalla durante un par de horas, ésta particularmente pertenece a lo que él mismo llamó "La trilogía del Apocalipsis",  a la que pertenecen también "La Cosa" y "En la boca del miedo", además de que su cine ha sabido envejecer bastante bien frente a otras obras de directores con un estilo parecido, aunque diferente. Para mí, John Carpenter es el Stephen King de la gran y pequeña pantalla. Pero, por desgracia, comete el mismo error que este. Es decir sus historias están narradas con fuerza pero sus finales... o son muy buenos o extremadamente horribles. En definitiva, si tenéis una hora y media que no sabéis en qué invertir os recomiendo ver esta pieza que no os dejará indiferentes. Ya nos iremos viendo en el futuro... o en el pasado.